cabeza de caballo


un artista conceptual
va a la carnicería
y pide dos kilos de hígado
y vísceras variadas
para su instalación
que tendrá lugar entre las sábanas
de una cama de hotel

hace más de cuarenta años que no impresionan las historias
con sábanas ensangrentadas
desde que un señor decidió cortar la cabeza
del pura sangre de su enemigo
y dejársela a los pies de la cama
¿cómo competir con eso?

el día en que me concibieron
mi madre volvió a sangrar
sangró como si la hubieran desvirgado nuevamente
lo hizo por mi padre
fue un regalo
un golpe de efecto
un gesto amable
mi madre siempre tan atenta siempre geisha.
él después la abrazó durante mucho rato
mientras la cortina del hotel revoloteaba
dentro de la habitación

mi madre me muestra el recorte
apareciste por culpa de éste
un caballo ganador cuyo nombre no retuve.

mi madre dudó
una pérdida por sexo vigoroso
la sangre ritual a destiempo
la pérdida de algo que ya estaba.
la habían partido al medio
es una frase que les gusta a los varones
por lo menos en mi barrio
les gusta amenazar con ella
para las mujeres suele ser material de pesadillas
el cuerpo y su abertura natural
protegida por el eufemismo de cerrar las piernas
el cuerpo reducido a concha de molusco bivalvo.
ah, sí.
tuve que usar esa palabra.
¿caparazón, cáscara le pondría menos nervioso?
no me lo tenga en cuenta.
estoy hablando de una mujer que sangra a mitad de camino
de dos embarazos
un supuesto embarazo perdido
y otro que empezaba en ese mismo momento
por el jolgorio
de una cabeza de caballo
me gustaría
saber el nombre
Peacemaker
Vanilla Shake
Sergei Ivánovich
Mandira
Via Sacra
Canchereada
Seraphin
El Estilado
El Viseador
Sweetpard
Empeñosa Holiday
Whisky Malt
Trebolito
Potriángela
Satoru
Federalist
de las gradas se fueron corriendo a un hotel
de ventanas abiertas y cortinas voladoras
y entonces se acaramelaron fuerte
hasta que me dejaron ahí atontada
a medio concebir
y la risa de mi madre
y su misterio arrobado
como una virgen
de la que manara sangre y miel.
contra todo lo previsto
ese río de sangre no me borra
ni logra conmover al azar
una rato después
yo ya era
y estaba ahí afirmándome
mirándolos
flotando unos cincuenta centímetros
por encima de los pies de la cama
vibrando de contenta por un caballo de carrera
aunque aún no supiera
que era por eso que latíamos
súbitamente tres.